Rudimentaria al inicio, luego con más fuerza y coraje, emprendí el camino que hoy en día se ha convertido en mi profesión: hoy me siento más que nunca, una relatadora de historias.
He sido muy curiosa desde siempre y ello me ha llevado a recopilar muchas experiencias que luego han podido ser compartidas con colegas que, como yo, alguna vez necesitaron apoyo para mejorar sus propias clases. Fue así como nació la Asociación Cultural que dirijo llamada Tiempo de Cuentos. Es aquí donde integro una serie de profesionales que colaboran con mi labor para hacer de este mundo, uno más bonito, uno más solidario. Esta asociación se encarga de organizar talleres, producir encuentros de narración oral (Puro Cuento), gestionar espectáculos que ayuden a comprender la paralización de nuestro crecimiento como sociedad y a darle un merecido espacio a la narración de cuentos como arte milenario.
El cuento cambió mi vida y me gustaría que cambiara la de muchos. Soy un grano de arena con muchas ganas de transformar una playa. Cada día me siento más cercana a ello.
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